Encuentra tu chispa de creatividad
- eccorellano
- 22 oct 2024
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 7 dic 2024
¿Quieres aprender cómo escribir un libro pero te falta inspiración? ¿Buscas tu momento eureka? ¿Eres de los que creen que los escritores forjan sus historias de la nada y tienen un don para ello? Hoy te mostraré en E.C.Corellano que eso no es cierto.

La creatividad no es solo pensar diferente; es encontrar una nueva perspectiva que funcione y resulte útil, es decir, para que algo sea creativo, debe aportar un beneficio. Toda creatividad es propiamente creatividad cuando tiene un impacto positivo, y es que la escritura se basa en la comprensión del entorno y el aprender a plasmar aquello que tu cabeza dilucida en palabras que sean atractivas para el lector.
Las cuatro fases del proceso creativo:
1- Exposición
En esta primera fase nos sumergimos en el problema, observamos y recopilamos la información para abrirnos a una idea relevante. Es, pues, la fase de exploración y asociación de conceptos.
2- Incubación
Básicamente se trata de asentar toda esa información en tu mente. No hace falta centrarse de forma activa en el problema o la idea sin más. Busca conexiones sin juicios ni autocensura, siempre de forma pasiva. Estas ideas y conexiones espontáneas llegarán en movimientos (generalmente) de relajación o desconexión.
A mí, muchas veces, me vienen mientras conduzco.
3- Iluminación
El eureka. Tras una buena exposición e incubación, una chispa salta haciendo emerger una conexión que te hace verlo todo desde un ángulo distinto. ¡Ya lo tienes!
Ahora la clave es discernir que ideas son viables y cuáles no.
4- Ejecución
Es, en esta, en la que se completa el acto creativo y el potencial de la idea empieza a ser plasmado.

Es entonces, en nuestra búsqueda constante de creatividad, que hallaremos esa chispa que dará vida a esas historias que tenemos dentro.
Para que lo entiendas mejor, te lo mostraré en un ejemplo práctico y muy simple para ti mismo, con el que podrás crear un relato (en este caso daré ejemplos de uno corto de menos de mil palabras):
ANTES DE COMENZAR, NO ESCRIBAS NADA, TAN SOLO LEE Y PIENSA.
Imagina en tu mente una experiencia reciente, alguna que haya podido marcarte o incluso la más irrisoria de todas ellas. Pero una idea no tiene sentido por sí sola, pues las historias siempre dependen de sus personajes; ellos darán vida a esa realidad. Por ello crea un protagonista (desmárcate de tu yo aunque el recuerdo sea tuyo) y dale una voz (comencemos en una narración en 1a persona, es decir, lo narra desde su perspectiva).
Ten presente que toda historia, sin ese eje que es su personaje principal, sería como un puzle con todas las piezas dispersas. Él es precisamente el motor, el organizador y hacedor de ese cuadro en el que las piezas se agruparán para formar la narrativa para que el lector pueda ver la imagen completa.
En este caso usaremos tan solo un personaje principal, pero pueden ser más de uno e incluso haber tantos que no haya en verdad el concepto de "principal". (El caso más famoso es el de Juego de Tronos).
Ejemplo de un pensamiento inicial o recuerdo que dará forma a la historia
Hace unos años estaba desesperado buscando trabajo. Tiraba currículums y no había manera hasta que, un día, me llamaron de una empresa muy importante. El día de esa entrevista me fui a la estación para coger el tren y, por desgracia, lo perdí. Aquello me descompuso al completo, pero con el tiempo entendí "que todo pasa pro algo" y ahora soy feliz con mi trabajo.
Bien, una vez hecho esto, continuaremos:
Dado que una narración posee un principio, un nudo y un final, modificaremos ese recuerdo y crearemos estos tres pasos, dando a su vez, un clímax a la historia. Es muy importante también que pensemos en el mensaje que queremos transmitir con nuestro relato (generalmente aluden a sentimientos o moralejas) y le demos una personalidad relevante a nuestro protagonista (tímido, aguerrido, faltón, etc...) que variará conforme crezca en el relato.
Como al recuerdo le falta "chicha", añadiremos algún otro personaje que complemente y afiance el peso de ese recorrido. También crearemos un hilo argumental en el que se vaya generando expectativa y todo de un vuelco en un instante.
Así, en nuestro ejemplo, para el principio lo enfocaremos de este modo:
Empezaremos en el apartamento de nuestro/a protagonista. Incidiremos en sus nervios mientras habla con su padre a través del teléfono y daremos pistas que más tarde servirán de gancho o incógnita como mentar que estamos en plena ola de calor. También insistiremos en la premura de llegar a la estación y, por supuesto, mantendremos una conversación realista (poneos en su piel, entended sus nervios, el hastío contenido y grácil de tener que estar hablando por el móvil mientras ves que el reloj avanza y todavía no estás preparado).
Luego, ya bien vestido y conforme, cierra ese principio; en este caso, marchando de casa.
Prosigue con el nudo.
Crea la historia y añade elementos que pongan en alerta, confundan o sean curiosos para el lector. Incítale a seguir leyendo.
Seguimos incidiendo entonces en la premisa de llegar pronto (entre miradas al reloj y descripciones de lo que los ojos de nuestro protagonista ve) y, al fin, llegamos a la estación. Una vez allí sucede algo extraño: no hay nadie.
Lejos de achantarse, él/ella se dirige al andén y damos un nuevo elemento al lector: el tren llega tarde (nada raro, ¿no es así?). Eso le fastidia e inquieta. Entre pensamientos y descripciones del lugar (que nos dan próximas pistas importantes para el futuro como la poca altura entre las vías y la zona de espera, o la dejadez y lo llano del paisaje del entorno), añadimos un par de personajes nuevos que entran en escena: una niña y su padre.
No pasa nada, seguimos con tranquilidad y, aquí marcamos el inicio de un punto clave: el padre no está y la niña se ha quedado sola, sentada en el banco. Aquí añadiremos juicios de valores, pensamientos y demás de nuestro personaje mientras seguimos insistiendo en la premisa que el tren llega tarde y los nervios por perder esa entrevista tan deseada.
Así, entre pensamientos volveremos la atención de nuevo en la niña y añadiremos el clímax que nos llevará hacia el final de nuestra historia.
Y remata con un final inesperado.
Dale énfasis, crea sentimientos como amor, crudeza o esos elementos clave que definan el mensaje y el por qué de tu historia.
La niña se encuentra de pronto en las vías, jugando con algo y, en ese mismo instante aparece el tren a todo trapo. No hay tiempo que perder. Nuestro protagonista chilla con todas sus fuerzas mientras corre hacia ella pero esta parece no escuchar sus gritos. De este modo haremos que salte a las vías y consiga salvarla por los pelos, dejando un claro alivio en nuestros lectores (si hemos expresado con acierto la angustia y premura del momento).
Así describiremos el sentir de nuestro protagonista y el terror reflejado en la niña, la cuál mostraremos al espectador que lleva unos audífonos que parecen estar estropeados (con ello daremos verosimilitud a la historia).
Tras ello nos encaminaremos hacia el final, mostrando la preocupación y la extrañeza de que nadie viene a auxiliarles. Sin más dilación dirigiremos a los personajes hacia la estación, mostrando como el protagonista deja de banda su sueño para seguir ayudando a la niña y así encontrar a su padre.
Aquí, en este punto, daremos una última vuelta de tuerca, pues mostraremos una estación enrarecida, un tanto diferente. El padre llegará y abrazará a la niña, la cuál por algún motivo tiene el rostro ensangrentado y terminaremos con unos copos de nieve cerniéndose sobre el tumulto de gente que se agolpa en el andén, mientras todo el entorno de nuestro protagonista se torna en blancos, negros y grises. Es decir, él/ella ha dado su vida por salvar a la niña.
Así dejamos un final abierto (o no, según lo que pretendas escribir) y damos un mensaje sobre las decisiones, lo que es moral y lo que no, el bien y el mal, la futilidad de la vida o lo que cada uno quiera ver en el relato, pues en la lectura hay un componente muy grande de subjetividad y cada uno puede entenderlo de un modo distinto.
Esta es entonces una historieta muy simple (y realizada en el íntegro transcurso de este post), pero que muestra con creces lo fácil que es crear algo diferente e incluso en parte "fantasioso", de una situación tan real como la vida misma; todo partido de un recuerdo o una situación de lo más normal.
EN TODO HAY EL GÉRMEN DE UNA IDEA.
Tan solo debes aprender a verlo y sentir aquella excitación que te descubra esa idea.
Yo mismo puedo asegurarte que he tenido mil ideas conduciendo, viendo películas, escuchando música, hablando con amigos o incluso observando el agua de un lago. Todo puede llevarte a ese mundo interior repleto de ingenio y magia que, con práctica, puedes llevar a las mentes de cientos y miles de personas.
Así, en resumen te diré que cualquier cosa cotidiana puede ser contada y que la clave radica en la forma y la habilidad para resultar intrigante y apasionante para el lector.
También, como elemento diferenciador, están las decisiones que tomes:
· La elección de la voz narrativa
· Los personajes y sus características
· Los lugares
· El/los conflictos
Ahora prepárate para crear historias de un modo que los lectores no puedan dejar de leer.
No te olvides de seguirme en Instagram ni de ayudarme a crecer con la lectura de mis libros (de la serie Tiempos Sórdidos). Descubre pequeñas y grandes historias contadas de modos muy distintos. ¡No te los pierdas!
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